miércoles, 5 de febrero de 2014

El silencio todo cura

En el mismísimo centro de esta realidad absurda
vengo a entender que el silencio todo cura.
El engaño, el deseo.
La desilusión, un beso.
Las sonrisas y un buen tinto.
Los golpes que da el destino.
Los amigos y no amigos.
Los sueños descabellados.
Los poemas terminados.
Las palabras nunca dichas.
Los abrazos y el rechazo.
Casualidades o memorias.
El sabor de la victoria.
Mis lagunas y tus ríos.
Las lágrimas y el delirio.
Tu guitarra, mis cuadernos.
El amor siempre fraterno.
Los recuerdos de la infancia.
El olor a tolerancia.
La injusticia, la desdicha.
El dolor y la alegría.
Sé muy bien que todo cambia 
que la vida se transforma.
Menos mal que tu mirada
siempre encuentra el camino que retorna.