Dame una señal

Subo paso a paso por tu frágil memoria
hasta llegar al centro mismo de la locura.
La melancolía sacude a mi espíritu
cuando a escondidas lloro tus encantos.
Callando y gritando golpeo a la vida
cada vez que el miedo me rompe la risa.
Sueño y mientras sueño
te veo mirando mi luna vacía.
Dime si regresas, dame una señal.

Soledad

Ofrezco el sacrificio
de tu despiadada ausencia
al Dios de los milagros
y centellas.
Al Dios todopoderoso
e hilarante
que destroza con sublime
y cruel sentido del humor
los últimos restos
de mi conciencia accidentada.

Iluminación

Desbaratar la insensatez 
de la rutina en un sillón
mientras contemplo 
satisfecha mis recuerdos.

Escuchar un libro,
leer la música
y entre el humo
deformar una línea 
o descubrirla.

Vaya forma de entender
que la vida nunca 
ha dejado de ser sencilla.